2 de desembre del 2013

¡QUE BUENO ERA!


Hace poco que murió Lou Reed, al que yo admiraba profundamente por toda su trayectoria tanto musical como vital, lo que si es posible, probablemente es que como persona dejase mucho que desear según tengo entendido.

Una vez explicaba un conocido periodista musical y radiofonista catalán además de coleccionista de discos, una anécdota; le preguntaban quien entre las estrellas del rock eran los que se comportaban más como personas y los que no: En el primer caso The Rolling Stones que además de ser sus ídolos; cuando este hombre estuvo enfermo, estuvo conviviendo con ellos una temporada. En el segundo caso fue precisamente Lou Reed ya que estando en España pidió una paella a altas horas de la madrugada y cuando se lo trajeron, su contestación fue la siguiente “ y esto es la paella española” y la estampó contra la pared.

Todo esto sirve para decir que se suele alabar en exceso a las personas que acaban de morir, a lo mejor por vergüenza o por respeto o porque esa puede que sea la naturaleza humana, o la moral en occidente o en todo el mundo, por abarcarlo todo.

El caso es que cuando un artista muere, acostumbran a mejorar las ventas de su obra, en cualquier disciplina. Podría ser morbo, tal vez: pero por parte de todos; clientes y distribuidores por ejemplo.

Y volviendo al tema de Lou Reed; en cierto lugar ubicado en la Plaça de Catalunya de Barcelona dedicado a la venta de todo tipo de objetos culturales y tecnología relacionado con lo primero, en el espacio dedicado a este músico se leía lo siguiente: próximamente a la venta toda la carrera remasterizada de Lou Reed y de The Velvet Underground. Todo esto podríamos situarlo claramente en el ámbito crematístico. Y por parte del cliente “yo soy un ejemplo”, porque me vinieron ganas de comprar parte de su discografía que tengo en cassette, y que ya ha quedado muy obsoleta. Igual pasó con la muerte reciente del escritor de ciencia ficción Frederick Pohl; me entró la curiosidad, espero que no tuviera algo de malsano, y estoy leyendo ahora, mientras estoy escribiendo esto, una novela suya : Pórtico, “ que puede que sea de las más representativas.” Así que tampoco me libro de esta temática que es bastante dura o incluso desagradable a mi parecer. Sinceramente creo que de este tema solo se salvaría una minoría de personas, aunque en muchas ocasiones puede que sea algo del inconsciente o una especie de pequeña histeria del colectivo.

Todo esto pasa con todo el mundo, personalidades y políticos incluidos. Como el caso del conocido empresario entre otras cosas, Jesús Gil y Gil del que mejor no hablar. O el caso de Manuel Fraga Iribarne que si bien no cometió crímenes contra la humanidad, sí que fue ministro del interior de Franco con todo lo que esto conlleva y además firmaba sentencias de muerte. Y que acabó sus días prácticamente, o hasta que empezó a chochear, en su retiro dorado de Galicia, o sea de presidente de la Xunta.

Supongo que ellos al morir también recibieron todo tipo de parabienes por mucho daño que hicieran. Pero al fin y al cabo pasa también con las personas de a pie, sea Pepito o Fulanito, somos así, y para no soliviantar a familias ni allegados, y siendo realistas y sin comportarse de mala manera con nadie, lo que mejor se puede decir de alguien que acaba de fallecer es: “Que bueno era”.

E.

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