Siguiendo la querencia que tengo por los discos de finales de los sesenta, he decidido hablar sobre otro de ellos, fundamental en lo que es o sería después y en ese momento el rock sinfónico.
Es un disco único, influyente, bello y revolucionario. Dividido en cinco temas incluyendo otros temas o movimientos, como si de música clásica se tratase, esto puede sonar un poco redundante, porque precisamente el rock progresivo o sinfónico buscaba adaptar parámetros de la música clásica a la modernidad o al rock, y aunque al principio surgieran grandes grupos y discos notables, la fórmula quedó agotada en menos de una década ( también discutible), y fue barrida por nuevos y revolucionarios movimientos musicales, cuando fue evidente el anquilosamiento de estos dinosaurios del rock.
A todo el mundo le viene a la cabeza el nombre de Pink Floyd, pero no menos importante es el nombre de King Crimson que a mí personalmente como grupo me gusta más, entre otros grupos. Además este disco inicial de la banda “del sesenta y nueve” no tiene nada que ver con el resto de su discografía, porque solo siguió el guitarrista Robert Fripp con otros músicos pero conservando el nombre del grupo.
A partir de aquí incluiré opiniones que he hecho mías del radiofonista, crítico y comunicador José Miguel López de Radio 3, y que ya debe llevar cerca de nueve mil ediciones de su programa Discópolis. “los ocho mil los supera seguro”.
Y es que Radio 3 es lo único que tenemos los que nos gusta la música popular en todas sus vertientes, ideologías y filosofías, que incluso traspasan la música para entrar en el ámbito de la vida, para resumir, si desapareciera Radio 3 caeríamos en la estulticia musical sin un clavo al que agarrarnos, porque todo lo demás es radiofórmula “hablando de ámbitos mayoritarios” sino basura directamente. Algún día hablaré de todo esto.
El primer disco de King Crimson es diferente a todo, es el arte por el arte, incluso tenían un letrista que se dedicaba exclusivamente a hacer la letra de las canciones. Además en el grupo no había un rey crimson o carmesí que guiara el devenir de la banda, el grupo parecía ser bastante democrático, no había un músico tiránico, se movían como una araña, en cualquier dirección. Como he dicho antes el arte por el arte y protagonismo según se necesitara en cualquiera de los cuarenta y pocos minutos del álbum.
El disco fue un gran éxito en su momento, y en parte eso provocó la separación, y la espoleta fue seguramente la intención de hacer conciertos o giras, con lo que algunos de los músicos no estaban de acuerdo, “convertirse en un supergrupo pop”. Por lo que los componentes tiraron cada uno por su lado. Robert Fripp siguió con el grupo ya como líder e ideólogo, sino lo era ya de alguna manera, con otros músicos como el batería Bill Bruford fichado de los enormes Yes, otro dinosaurio progresivo.
Y el otro caso más llamativo de la formación original es el del cantante y bajista Greg Lake que fundó Emerson, Lake and Palmer, otro supergrupo de los setenta, con él a la voz, bajo y las partes que aparecieran de guitarra. Keith Emerson a los teclados que aquí cobraban el protagonismo de la guitarra de otros grupos y Carl Palmer, otro virtuoso a la batería y percusión.
Aparte, los demás miembros de los primigenios King Crimson, que parece no tuvieron una gran repercusión.
El disco para mí debería escucharse del tirón, no es largo, y es muy variado sobretodo en la distribución de los temas, aquí me topo como siempre con la dificultad del inglés, que si no la tuviera supongo podría discernir más de todo el asunto de las letras.
Se inicia con el 21st Century Schizoid Man, un tema rabioso y punzante donde se incluye un saxo y que incluye el movimiento Mirrors, y crea unos ambientes furiosos y que quieren recrear o simbolizar los estados esquizofrénicos en un brote, más o menos, y que ligan directamente con la portada del disco y la contraportada o foto interior.
Después de este huracán de ruido y furia bien orquestado viene; I Talk to the Wind que rompe totalmente con lo anterior, una balada lenta, preciosa y poética, la paz después de la guerra, sugiere belleza sin ir más lejos, incluso en lo que he podido traducir de la letra. Y que yo la pondría como hermana en cierta forma de Moonchild. Además parece estar cantada a dúo, el caso es que la voz suena distinta al resto del álbum y yo diría que es una voz masculina y una femenina, pero no les sabría decir más.
Epitaph es la tercera, y es épica y progresiva, muy sinfónica, y también tiene su hermana en el disco, destaca la preciosa interpretación del cantante, aunque todo el disco es de una gran belleza, después de la furia desatada inicial. Contiene dos movimientos: March for no Reason y Tomorrow and Tomorrow, que podría no ser fácil diferenciarlos. Este tema y el resto contienen movimientos excepto la ya mencionada I Talk to the Wind.
Epitaph es un tema muy influyente como el resto del disco, pero esta y su hermana In the Court of the Crimson King son casi prototipos del rock sinfónico o como debe de sonar,“sientan cátedra” y me parece que el grupo español Los Módulos con su canción Todo Tiene su Fin, “y debería buscar información en Internet” por ejemplo, tienen una gran deuda con los temas ya reseñados.
Después viene Moonchild, una canción onírica de una gran belleza que se divide en dos partes, propiamente el tema desarrollado en dos minutos y medio, y después diez minutos de ruido atonal y experimental en los cuales se incluyen los movimientos “The Dream” y “The Illusion” cuyos títulos pegan muy bien con lo que va sonando.
Y la cosa acaba con The Court of the Crimson King, y la verdad ya no se que decir; tal vez la de Los Módulos suena más parecida a esta. Seguramente es la más épica de todas y para finalizar el disco es casi como una orgía sinfónica e incluye los movimientos ”The Return of the Fire Witch” y “The Dance of Puppets”. Importa su final, ya que cuando la música parece llegar a su fin, la cosa se retoma con un crescendo instrumental que por la utilización de ciertos instrumentos, es psicodélica.
Discos como este se han hecho pocos, fue una concatenación de circunstancias lo que lo ha hecho posible: como la época, el lugar, los músicos y el ambiente. Y que esta en las antípodas de por ejemplo lo que hacían The Velvet Underground con Lou Reed y John Cale en la misma época o poco antes, y que serían lo alternativo de la época, aunque a título personal a mí esta palabra adjudicada a la época actual tiene poco valor por la fagotización y domesticación del género “indie”.
A mí me gustan ambas vertientes aunque pueda sonar raro, es un cambio de chip al escuchar ciertas músicas (ya lo he comentado en otros artículos). Y es que no hay nada tan asqueroso como poner etiquetas y que todo lo englobado en la etiqueta “tal” es una mierda para algunos.
King Crimson no sabemos que habría dado si hubiera seguido la formación inicial, “o tal vez se hubiera perdido” lo que han grabado en épocas posteriores si hubiera continuado esta formación.
¿Qué habría pasado se Syd Barrett no hubiera enfermado y sus compañeros no lo hubieran echado de Pink Floyd?
Espero que ustedes no tengan prejuicios a la hora de escuchar músicas y no caigan en las hipocresías de tanto crítico idiota “o más bien hipócrita” que circula por ahí por las revistas de “ideas” o tendencias.
Espero que todo esto les haga interesarse por el disco, y si les gusta, lo puedan disfrutar, porque de eso en el fondo se trata este artículo que en este momento están leyendo.
E.
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