La aromaterapia es una disciplina terapéutica
que comprendre una rama particular de la herbolaria que utiliza aceites
vegetales concentrados llamados aceites esenciales para mejorar la salud
física, mental o la belleza.
Los aceites esenciales no se ingieren sino
que se inhalan o aplican en la piel.
La palabra “aroma” significa olor dulce y
“terapia” tratamiento diseñado para curar.
A diferencia de otras terapias, el potencial
curativo de la aromaterapia procede de su capacidad para promover la relajación
y, al mismo tiempo, generar una sensación de alegría o tranquilidad en el
receptor.
La aromaterapia es una pseudociencia terapéutica
que se utilizó mucho en el pasado. Existen muchos escritos antiguas que
describen estos aceites esenciales como elementos muy valiosos. La Biblia es uno de los
ejemplos de escritos en que se describe el gran valor que se daba al incienso,
la mirra, etc. De hecho, cuando a Jesucristo se le iba a dar muerte, unos
seguidores le regalaron aceites perfumados para preparar su cadáver.
La psicoaromaterapia es la parte de la
psicología que estudia los olores y sus efectos en la mente humana.
Los aromas producen diferentes estímulos en
el cerebro humano. Estímulos relajantes y aromáticos como los que nos pueda provocar
algunas fragancias como la rosa o la manzanilla, o hasta asociar ciertos olores
a personas, a momentos de nuestra vida, a lugares o a sentimientos. Los olores
se procesan en el sistema límbico, que es el lugar de nuestro cerebro donde se
procesan las emociones.
La aromaterapia no reemplaza a la medicina
tradicional sino que la acompaña y hace que sus efectos sean más rápidos y
duraderos porque llegan a la raíz emocional despertando nuestras propias
energías de curación. Ayuda a eliminar los efectos desagradables o tóxicos de
los tratamientos alopáticos necesarios. Nos armoniza y nos fortalece para poner
“de nuestra parte” la energía necesaria para la curación.
A la aromaterapia se le considera como el
lenguaje del alma: aquello que nuestro cerebro percibe a través del olfato, lo
sitúa en el área de las percepciones espirituales, armonizando nuestro cuerpo
energético y accediendo de este modo a la regulación del área física que
necesita ser reconstituida.
Por otra parte, cuando se huele algo se evoca
la memoria emocional, se puede relacionar las emociones.
Así, la memoria asociativa de aromas y
situaciones generan el aprovechamiento de los aceites para uso terapéutico,
pues la conciencia registra el aroma con la ambientación. Algunos aceites
tienen la propiedad de transformar y equilibrar nuestras emociones, reduciendo
la ansiedad, la depresión o la fatiga mental.
La aromaterapia actúa sobre los planos
sutiles, por ello ayuda a la meditación, visualizaciones, concentración y a
todas aquellas técnicas destinadas a buscar el equilibrio y armonía interior.
Lida
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