7 d’abril del 2025

Y DE REPENTE UN MAL DÍA

De repente, una moto mal aparcada me da mala espina. Subo a casa, ascensor estropeado, como casi todos los martes.


Abro la puerta de casa, abro la bolsa que acababa de comprar, zumo y galletas, no da para más.

Una carta en la mesa. “Se quién eres y que estás esperando. No lo hagas, por favor”.

Se me atraganta el zumo.

No puede ser.

- ¿Quién me puede conocer?

Siempre tuve mucho cuidado. Perfil bajo. Me han encontrado. ¿Quién?

No es posible. No ahora. Mi misión tiene que seguir. Hoy es el día perfecto.

Me levanto, me maquillo y me arreglo. Salgo y el ascensor funciona.

Él estará allí, voy a ir a verle.

No me espera. Hace muchos años, pero me reconocerá al instante.

Llevo el mismo vestido de entonces cuando intenté hablar con él la primera vez... ¿Por qué tendría tanto miedo? ¿Por mi cuchillo? Yo nunca le quise dañar. Un poquito de su pelo quizás.

Llamó a seguridad y me agarraron. Noooo. Grité y lloré y tu no hiciste nada. Sólo me viste allí, en el suelo sin poder hacer nada.

Ahora hablarás conmigo.

A mitad de camino no me siento bien. Algo me pasa. Tengo que volver a casa. Veo la moto allí.

- ¿De quién es?

Siento frío. Subo a casa y entró en la habitación, miro mi cama.

Hay un bulto grande en ella. Me asusto mucho y empiezo a recordar, temblando.

-¿De quién es la moto?

Juan, el amor de mi vida volvió. Quiso hablar conmigo, explicarme, subió a mi casa. Ascensor estropeado.

Yo hice chocolate, su preferido. Se lo tomó todo. Su sonrisa, sus ojos...

Le dio sueño y se recostó en mi cama.

Nunca más se iría.

Que miedo.

-¿Qué hago ahora? Rociar más colonia.

De repente otra carta. "El saber quién eres no te da poder, Ya lo has hecho. No sigas, por favor".

No entiendo nada.

¿Quién soy? ¿La de siempre?

No. Yo nunca hubiera hecho eso.

Pero, ¿quién más lo sabe?

Tendré que averiguar.

Propongo una reunión de escalera. Todos están allí. Como presidenta les comento cosas de interés general además de mis extrañas cartas. Los miro a todos y no parece que nadie haya roto un plato.

Al finalizar una mujer muy mayor, a parte me dice: 

-" Yo vi como ese chico subió y no volvió a bajar, eres mala, y lo volverás a hacer".

Su mirada acusadora me hizo reflexionar. Algo tenía que hacer.

Sabía que a mí casa no vendría, así que con la excusa de un recibo pendiente me presenté en su casa.

Hablamos un rato. Me fijé en las preciosas flores en su balcón.

Salimos y ella me las mostró mientras me hablaba de ellas y como las cuidaba.

No sé en qué momento tropezó y cayó hacia fuera.

Llamé a la ambulancia.

El llanto de un bebé me despertó. No podía dormir en mi cama. No olía nada bien.

Me hicieron muchas preguntas tras el accidente. Fue eso. Un terrible accidente.

Preparé otra reunión, una olla grande de chocolate.

Tema de la reunión. Despedida dulce de nuestra buena vecina Doña Sagrario. Rezaremos por ella.

Ya me había cansado. Me tenía que ir.

Policía, bomberos, ambulancias, prensa....

Muchas personas habían encontrado un dulce final. En una taza de chocolate.

El chocolate. La cama.

Patry Ros

 fdc43d461c52c46003df57a9614fb533.jpg0669987ac6ad7970f05dc5b0bbdd1cd5.jpg