31 de març del 2025

UNA HISTORIA, ASÍ

Caminas por un camino oscuro, nunca habías estado allí y tienes miedo. Caminas por un sendero estrecho. Escuchas ruidos fuertes de pedos.

Sigues por la línea blanca.

- Te quedas parada.

- Sigues por la línea azul.

- Te tiras al lago.

Preguntas absurdas que aparecen extrañamente en tu mente sin explicación.

Parada de miedo te escondes tras un árbol y ves algo que a grandes zancadas sale huyendo delante de ti, dejando una ristra de sonidos y un hedor desagradable por un montón de pedos incontrolados.

Sigo el olor con algo de miedo pero no veo nada. La oscuridad es total.

Al fondo una puerta. ¿Qué hago? ¿Entro? ¿No entro? Tengo el móvil sin batería.

No me queda de otra más que entrar e intentar cargar el móvil.

Mientras escucho el sonido de la apertura de la puerta me escondo rápido. Tiemblo. Es él. No puede ser. Está muy guapo.

Se mira en el espejo. Se peina, se lava las manos, sedosas y suaves. Sus ojos azules enamoran a cualquiera. Le falta uno. El que yo le arranqué.

Lo hice por amor.

Quería un recuerdo suyo.

Él tiene dos y son preciosos.

Se acaricia el vientre y pone mala cara. Su mejor amigo, Miguel, aparece.

- ¿Qué tal estás?

- Diarrea, algo me hizo daño.

Recuerda cuando lo vio brillar de la emoción hablando de Su.

Nunca se la quiso presentar. "Es maravillosa, es estupenda, es pura magia. Me ama. Sólo me quiere para ella".

Ángel hacía deporte. Dejó de hacerlo. Él era divertido, social, se volvió solitario. Sólo hablaba con ella.

Ángel se dobló de dolor. Miguel salió a buscar ayuda.

Sentado en el suelo del baño le pareció ver algo que conocía bastante bien.

Se le heló la sangre.

Su corazón latía con fuerza.

No. Sí. No. No sé qué quiero.

Miguel entró con un medicamento y le ayudó a tomarlo.

- Esto te hará bien.

- ¿Qué tomaste para estar así? Nadie está como tú. Piensa en la mesa, tartas variadas, bebidas de colores, bocadillos, el té de Su...

- ¿Bebiste el té de Su?

- Sí. Y empecé a sentirme mal.

- ¿Qué hacía allí? Trata de descansar. Voy a por tu mamá.

Cerré los ojos y apoyado en la pared algo húmedo me acarició el pelo. Apreté más los ojos, el miedo me paralizó.

Esa sensación era conocida.

El portazo fue sonoro. Miguel y su madre entraban.

La mano desapareció.

Mamá estaba muy confundida.

- ¿Cómo bebiste de ese té? ¿Y cómo llegó hasta allí?

- Era el té de Su, mamá.

- Estás loco, hijo.

¡Gritos! Empezaron a discutir. Lo que menos necesitaba eran gritos.

Sí. Yo la quería, sí. Y ella me quería a mí, a su manera. Pero, ¿por qué me trataba de esa manera?

Seguro fue un error. Sí, seguro fue eso. Ella me ama.

La perdonaré otra vez.

No es su culpa.

Me levanté del suelo y me miré al espejo. La falta de un ojo daba a mi cara una extraña expresión.

No sé cómo llegó a esto.

No lo recuerdo.

Su risa.

Ella quería un recuerdo.

Yo me reí también.

Hasta que vi mi ojo en su mano sangrar....

Mi madre cogió mi mano con cariño.

- ¿Te sientes mejor?

- Sí, gracias, mamá, mi estómago parece que está mejor. Miré a Miguel....

El sonido del silencio duele. Las gotas de sudor caen. Mis manos tiemblan. Aprieto los dientes. Me apoyo en la pared.

Su gritó muy fuerte.

La realidad supera la ficción.

No puedo hablar desde entonces. No tengo voz. No tengo lengua.

Los sonidos de la Policía y ambulancias son atronadores.

La noticia invade tanto las redes como televisión y prensa.

En un baño de un famoso restaurante un atroz y sangriento asesinato. Dos víctimas, un hombre joven y una mujer mayor.

Los forenses han trabajado muchas horas pues los cadáveres estaban repartidos por todo el baño.

Se desconoce el o las armas utilizadas y se desconoce si fue una sola o varias las personas que cometieron este brutal acto.

Se conocen los nombres de las víctimas, pues son los únicos que faltan en la lista de invitados a la fiesta.

No se ha podido localizar a la organizadora de la fiesta y nadie ha sabido dar ningún dato sobre ella.

Nombre: Susana CH. Sin más, no hay más datos.

La policía no da crédito a semejante historia.

Su, por supuesto, nunca fue vista por nadie.

Hola, soy yo Ángel. Aquí estoy, encerrado desde entonces. Sin poder hablar.

Total, ¿para qué?.

Por si me lees. Te amo Su.

Patry Ros

Imagen digital de un personaje verde

El contenido generado por IA puede ser incorrecto.

17 de març del 2025

LA MORERA CAPÍTULO 3

Extraída de: https://www.aarp.org/espanol/salud/enfermedades-y-tratamientos/info-2022/como-se-siente-tener-depresion.html

La casa abrió su puerta y su soledad, enorme en aquel momento, para él. Su puerta literalmente, y su soledad porque sus dueños, sus padres, celebraban sus bodas de oro allá por las islas griegas. Se oyó decir por algún sitio que siempre que había movida, se iban, por algún otro qué siempre que se iban... la había, qué no es lo mismo. Pero eso ya es otro cantar. Cinco días sólo, cuatro plantas de entorno seguro donde refugiarse. Sólidas paredes, buenos cimientos y, a pesar de todo, cierto optimismo en el ambiente. Cinco días para reflexionar, cinco para recuperarse hasta que llegasen de vuelta de su viaje, luego ya se vería por donde tirar.

De entrada al salón, Casandra, parca y seria, le leyó las normas e instrucciones que debía saber y respetar durante los próximos días. Era la pequeña, pero claramente jugaba en otra liga. Joven Aunque Sobradamente Preparada. Nunca creyó que lo supiese, ni siquiera que lo imaginase, pero la envidiaba (y la adoraba). Esa seguridad, al menos aparente, el digo y hago, el empuje... Ariana de nacimiento, cómo él mismo, y digna representante, también cómo él, de su casa celeste. Luego, se quedó solo, y siguió recordando. Por supuesto que recordó los buenos momentos. Recordó por ejemplo la ciudad, la vibrante y enorme ciudad. La luz diurna, el esplendor, y la nocturna un relámpago de neón... Y los días en moto. Aquella preciosa moto azul, pequeñita, pero tan finamente 'preparada' que cogía, si le estrujabas, 120 fácil. Tanta fuerza tenía su motorcito, qué más de una vez estuvo a punto de dejarla caer en el asfalto, tras de si al salir de un semáforo. Por suerte eso es algo que nunca pasó; siempre se agarraba. Locuras que sólo se hacen cuando se es joven, y más aun sabiendo, como sabía ahora de la fragilidad de su pierna. Lo sabían, claro que lo sabían, pero les dio igual. Sólo quiso enseñarle el mundo que no había visto más que en fotografías ajenas. Enseñarle la vida.

Jorge Blanco

MI MUNDO, MI SUEÑO, MI ALMA

Extraída de: https://www.elcorreo.com/economia/espana-vive-estado-gracia-deberes-pendientes-poder-20241222003459-ntrc.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.elcorreo.com%2Feconomia%2Fespana-vive-estado-gracia-deberes-pendientes-poder-20241222003459-ntrc.html 

¿No os da la sensación de que a veces el mundo va demasiado deprisa y por más que quieras abarcar el tiempo y la vida dejan de ser compatibles?

Lo que era noticia hoy, mañana no lo es y lo qué antes estaba bien, ahora está mal. Todo se ve según el cristal con el que se mire, bajo la moral impuesta de la moda que te imponga la sociedad. Pero la ética no entiende de épocas, ni sociedades. “Lo que es, es”.

He tenido mucho tiempo para pensar y observar de “las pequeñas grandes cosas” que van sucediendo por el camino, dictado por el destino y todo el mundo que va opinando sobre el futuro, del de la guerra. Pero ni pienso ni opino, porque “la verdad” duele y ese dolor no tiene cura. Sólo se calma con un remedio para la guerra.

Años atrás la gente estaría en la calle diciendo “¡No a la guerra!”, pero ahora todo es distinto. El mundo cambia o para bien o para mal. Hablar gritando… hasta los políticos se faltan el respeto mutuo. Dicen que son el reflejo de la sociedad y, si es así, nos merecemos lo que tenemos. Por un lado, tenemos a los cabreados, los ofendidos y los indecisos. Puede que nos sintamos especiales y únicos, pero no lo somos tanto. Nos guiamos por un patrón y sus rasgos de personalidades a lo largo de la vida. Las experiencias, buenas y malas te van marcando. Cuando te vas alejando de lo que vas viviendo como un mero espectador, la calma poco a poco te va diciendo que el pasado ya no vuelve en el futuro. Que cures la herida.

Pero el humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra… y no es por despiste.

M.ª Paz Mendiola.

17 de febrer del 2025

MALLORCA

Extraída de: https://www.elmundo.es/viajes/el-baul/2022/01/22/61eab9ebfc6c83fc028b4584.html

¡Hola! Querría hablarte de Mallorca, una isla mágica en donde te sientes liberado.

Mallorca es una isla llena de luz. Todos sus rincones tienen un encanto especial. Yo estuve en un hotel muy bonito con piscina y toda clase de detalles. Estaba a pensión completa, por tanto, no tenía que preocuparme de nada. El primer día decidimos alquilar un coche y, ni cortos ni perezosos, nos fuimos del hotel después de desayunar directos a buscar un coche de alquiler. A la tercera como no, encontramos un coche con unas condiciones que eran las adecuadas. Cogimos el coche y el Google Maps y… ¡al ataque! Conducimos dirección norte, cogimos una autovía. Al cabo de una hora y un poco más, encontramos una salida que coger. Salimos y, pasando por unas carreteras comarcales hasta llegar a un pueblo de costa, nos dirigimos al mar. Sin saberlo nos encontramos en una cala rodeada de arrecifes y árboles. Era un día cálido, caía el sol, no llevábamos bañador porque era invierno. Pero con la ropa interior había bastante, al agua que nos fuimos, suerte que hacía calor.

El agua era transparente, cristalina, el olor a pino con el calor y el mar creaba una sensación muy especial. Además, la luminosidad de los árboles y el agua se reflejaba como un espejo en el cielo.

La temperatura era ideal, yo creo que era la mejor hora, antes de comer, al mediodía. Deberían ser las doce y media, más o menos. Después de bañarnos sin decirnos nada, nos vestimos y fuimos directos al coche. ¿Dónde vamos a ir? Nos preguntamos. Pues hacia el norte de la isla. Cogimos una carretera secundaria en la que había todo tipo de árboles frutales. Llegamos a un pueblecito en una cima, con subidas y bajadas. Teníamos hambre. Buscamos, y después de mirar cartas de los restaurantes y precios, nos decidimos por un restaurante en que hacían sopa de cebolla, que nos gusta mucho. A la hora del café, cerca de las cuatro de la tarde, vimos a un gran número de gente que se dirigía a la iglesia. Y decidimos ir a ver que acto social se iba a realizar. Pues nada más y nada menos que los niños de los colegios vecinos iban a cantar villancicos. Ni cortos ni perezosos entramos con la multitud a la iglesia y estuvimos un largo tiempo viendo como actuaban los niños de los colegios. La gracia, alegría y entusiasmo con que lo hacían.

Ya pasada la tarde volvimos de regreso al hotel. Para cuando llegamos ya era la hora de cenar.

M. Eva Reig

10 de febrer del 2025

VIAJAR

 

Extraída de: https://es.pngtree.com/freebackground/a-airplane-flying-over-the-cloud-inversion-during-sunset_15922063.html

Si te lo puedes permitir, viajar es enriquecedor. Conocer otros países, otras culturas. Yo diría que más que el dinero, la verdadera riqueza es la cultura y conocimientos. Que vayas donde vayas, en general, lo que quiere todo el mundo es comer y vivir en paz. Los países que están en guerra no hacen lo que es necesario para estar en paz.

Creo que la tierra nos proporciona los suficientes alimentos para todo el mundo, pero el reparto de la riqueza es insuficiente para los pobres. En el primer mundo hay muchos alimentos que van a la basura. También hay personas en situación de vulnerabilidad, sin conseguir una vivienda o perdiendo la que tienen por okupas, trabajo o que no tengan nada que comer.

Admiro las personas que tienen estudios superiores y que han viajado mucho. Yo no lo he hecho porque no sé idiomas. He tenido que trabajar, no me lo he podido permitir. Hay que conocer las leyes del país donde quieres visitar. Además temo que me pase algo malo en el extranjero y aun así me atreví ir a Venezuela que es muy bonito. Si podéis id a verlo.

Admiro también los que se atreven a viajar solos con una mochila, y tienen don de gentes e idiomas. En muchos países si te pones enfermo tienes que pagarlo, no es como España que tenemos cubierta la salud para todo el mundo.

Viajar es genial: nos abre la mente, reduce el estrés, liberamos endorfinas y mejora nuestra salud física y mental. Nos causa bienestar…

Cuando podáis haceros una “escapadita”.

Antonio Murillo Anting

LA MORERA CAPÍTULO 2

 
Extraída de: https://www.pexels.com/es-es/buscar/hombre%20solo/ 

La noche pasó, y amaneciendo ya, le sirvieron un café que no tocó con una magdalena que también quedó intacta en la bandeja, y un bocadillo que un agente dejó encajado entre dos de los barrotes de la celda, cuadrados, altos y entre los cuales no cabía un puño. Pensando, sonreía para sus adentros. No dejaban abierto ni el más mínimo resquicio de rebelión, y aun así era tratado con miedo, como si fuera una bestia sin domar que pudiera atacar sin aviso. Cuan equivocados estaban, sólo quería salir de allí, dejar todo aquello atrás y refugiarse en algún lado, no sabía dónde, pero sí donde no.

Vinieron a buscarle y, con la ropa destrozada y desnudo de un pie, le metieron en un coche patrulla. Sólo llevó consigo una manta, la misma que le dieron para dormir y de la cual se negó a desprenderse. Así llegó al juzgado y a otra celda donde esperar, aunque apenas una hora esta vez. En pocos minutos le llamaron a declarar ante la jueza, donde se negó, según su derecho, a decir nada más que su nombre y dirección. No estaba nervioso ni tranquilo. Ni triste ni contento. Se sentía más bien en off, cómo vacío de emociones. Se autorregulaba para conseguir aguantar, sabía que quedaba poco e intentaba vaciar la mente.

Fue rápido. Su caso archivado, ya que no hubo declaraciones en su contra. Él, acompañado a la entrada de los juzgados donde fue puesto en libertad y, por qué no decirlo, abandonado a su suerte. No te llevan en coche a tu casa después de todo. Si pensabas eso, te equivocabas. Pero su preocupación por cómo volver desapareció de golpe cuando vio a su hermana, la pequeña, esperando. Nunca se llevó bien con ella, excepto cuando era una niña, y él el encargado de cuidarla. Recordaba cuando, apenas con sus catorce o quince años, la tumbaba sobre su pecho y se quedaban dormidos los dos, ya tomado su biberón y cambiado el pañal. Y siempre supo que podía contar con su ayuda. Le conocía tan bien que lo primero que hizo al verle fue ofrecerle tabaco. Ella no fumaba, pero sabía que él se moriría de ganas tras más de treinta horas sin un cigarro. Se montaron en el coche familiar con destino el monte. La casa de sus padres era el único sitio adonde, de momento, podía acudir.

Jorge Blanco

20 de gener del 2025

LA MORERA

Extraída de: https://infoprovincia.net/2023/02/05/4-849-900-personas-viven-solas-por-jmm-articulista/anciano-solo/

Imagino que hoy estoy aquí para escribir, así lo he querido buscando una ayuda que mejore mi situación, y creo que escribir podría serlo. Aunque la ansiedad no siempre me lo permite, voy a intentarlo, la actividad ahora será Revista y se trata de eso. Habrá que empezar por algo. Por el principio, por ejemplo.

Y es el siguiente.

Siempre me gustó este oficio, y le dedico muchas horas en casa a ello, pero no hay una estructura definida. No es una novela, un libro, aunque para ser honesto no puedo negar que me gustaría que lo fuese. Imagínate, una novela... Sería genial. En fin, anhelos, ilusiones... Pero como de momento no lo es, tendrá que ser de esta manera.

Actualmente solo escribo cartas, largos mensajes de texto, retazos muy personales de mi que aquí no tendrían cabida. Luces y sombras, claroscuros de mi alma que hacen que mi cabeza de vueltas y más vueltas. Siempre, o al menos cuando estoy a solas, que suele ser a menudo, pienso de forma literaria. Mi mente escribe coma por coma, punto por punto. Construyendo frases, escogiendo palabras... Y es bonito, o mejor dicho, sería bonito, porque todos esos pensamientos se quedan ahí, en el aire. No llego a sentarme al teclado, y toda esa magia que resplandece, tan pronto como lo hace... se apaga. Es un esfuerzo estéril.

La inspiración no acompaña hoy, pero se agradece el empujón. Ha sido, o está siendo, un ejercicio, un simple ejercicio. Una forma de que el haber venido hoy aquí tenga un sentido. Y si al principio temía, me siento mucho mejor ahora. Aunque solo sea un poquito, ha servido de algo.

Domingo por la mañana. Como siempre, despertó horas antes de lo que se consideraría normal. No entraba más luz por la ventana que la que la luna, pálida, vertía sobre el valle. Se sentó en la cama, desnudo y con la ventana abierta al frío que cada día era un poco más intenso; se acercaba el invierno. Encendió un cigarrillo y dejo la mente en blanco, igual que blanco era el humo que exhalaba tras cada calada, intensa y corta. Le tranquilizaba. A continuación se vistió con el chándal viejo que le prestó su hermana, el de estar por casa, ya que a casa llegó sin apenas nada con que cubrirse. Se aseó y, ya listo para la jornada, bajó a la planta principal, aquella donde se encontraba la cocina, el aseo y el comedor con su gran chimenea, la que daba luz, alma y calor a las cenas en familia, y una enorme cristalera que daba paso a una preciosa terraza llena de plantas y flores. Se acomodó en una vieja mesa de madera que allí había, triste y deslucido su barniz, y a sorbos bebió el café recién hecho mirando las montañas que lo rodeaban todo. Cientos, miles de árboles y puntitos de colores en la lejanía, casas como en la que ahora se encontraba. Este era, por así decirlo, su mindfulness particular. El mismo que le aconsejaba la abuela siempre. También era el combustible que le iba a permitir afrontar el día con calma, esa calma y tranquilidad de las cuales era él mismo tan dependiente. Esa calma y tranquilidad sin las cuales nada era posible.

Sin saber cómo ni porqué, y a pesar de esa tranquilidad que había hecho suya a base de empujar con más fuerza cuanto más inalcanzable se mostraba, ciertos recuerdos le turbaban. Recordaba con claridad la noche en que tuvo que, por primera vez en su vida, pasar la noche en un frío y gris calabozo. La dureza del banco de cemento donde tuvo que intentar hacer algo parecido a dormir, descansar, mantener la calma. Guardar silencio, estar tranquilo... tarea imposible. Aunque ellos, los custodios, apenas lo notaron, a duras penas lo consiguió. Sólo el sudor le delataba, pareciera que acabase de salir de una ducha para nada relajante. Era su cuerpo que transpiraba conforme su estado de ánimo pulsaba, a veces con gran lentitud, otras rápidamente. Latidos en las sienes.

Pero como digo, apenas lo notaron.

JORGE BLANCO