Foto extraida de: https://www.uik.eus/es/curso/salud-mental-primera-persona
La “primera persona” en salud mental se refiere a las personas que han vivido o viven directamente una experiencia de sufrimiento psíquico o un problema de salud mental —es decir, quienes hablan desde su propia vivencia, no como profesionales, familiares o investigadores.
En otras palabras:
Hablar en primera persona significa que alguien cuenta su experiencia propia, con su voz y perspectiva, sobre cómo ha vivido su proceso de salud mental, su diagnóstico, el sistema de atención, la medicación, la recuperación, etc.
💬 Ejemplo:
Primera persona: “Cuando tuve mi primera crisis de ansiedad, me costó pedir ayuda porque sentía vergüenza.”
Profesional (tercera persona): “Los pacientes con ansiedad suelen tener dificultades para pedir ayuda.”
📍Importancia en salud mental:
Empoderamiento: da protagonismo a las personas usuarias de los servicios.
Cambio de mirada: se pasa de ver a alguien como “paciente” o “enfermo” a verlo como sujeto activo con experiencia y saber propio.
Incidencia y derechos: los movimientos de primera persona trabajan por una atención más humana, inclusiva y basada en derechos.
Educación y sensibilización: sus testimonios ayudan a reducir el estigma y fomentar la empatía social.
El movimiento de primera persona en salud mental surge como una reacción y alternativa al modelo tradicional psiquiátrico, donde durante mucho tiempo las personas con diagnóstico mental eran vistas solo como pacientes pasivos, sin voz ni poder de decisión sobre su tratamiento o su vida.
🕰️ Orígenes
Décadas de 1960–1970: en Estados Unidos y Europa surgen movimientos como el de los “usuarios y sobrevivientes de la psiquiatría” (users and survivors of psychiatry).
Estas personas denunciaban:
el maltrato y la coerción en hospitales psiquiátricos,
el uso excesivo de medicación o internamiento,
la pérdida de derechos humanos (libertad, vivienda, trabajo, voz política).
También reclamaban ser escuchadas y participar activamente en las decisiones sobre su propia atención.
🌍 Expansión y consolidación
En los años 1990–2000, el movimiento se extiende a América Latina y Europa.
Se empieza a hablar de “salud mental en primera persona” o “movimiento de personas con experiencia propia”.
En muchos países se crean asociaciones, cooperativas y redes dirigidas por las propias personas usuarias (por ejemplo, ENUSP en Europa o Red de Usuarios de Salud Mental en América Latina).
💡 Principios del enfoque de primera persona
Nada sobre nosotros sin nosotros: ninguna política o práctica de salud mental debe hacerse sin incluir a quienes la viven.
Derechos humanos y ciudadanía: acceso igualitario a vivienda, trabajo, educación, participación social.
Diversidad de experiencias: no todas las personas viven el sufrimiento psíquico igual; no todo se reduce a un diagnóstico.
Recuperación y autonomía: centrarse en la vida que la persona quiere llevar, no solo en “curar síntomas”.
Saber experiencial: el conocimiento de quien ha vivido un problema de salud mental tiene el mismo valor que el saber clínico o académico.
💬 Ejemplo actual
Hoy, muchas instituciones incluyen “voces en primera persona” en:
Consejos asesores de salud mental,
Formación de profesionales,
Programas de acompañamiento entre pares (peer support),
Campañas contra el estigma.
Aquí tienes dos organizaciones en Cataluña que trabajan desde la “primera persona” en salud mental (personas con experiencia propia):
1) ActivaMent Catalunya Associació
Es un movimiento asociativo constitutido, organizado y dirigido por personas que han vivido o viven con sufrimiento psicosocial o diversidad mental. Su misión incluye “dar voz al colectivo delante de las administraciones”, “luchar contra el estigma” y “fomentar el empoderamiento” de las personas con experiencia propia.
Ofrece grupos de ayuda mutua, formación y actividades de empoderamiento.
Si te interesa, puedo averiguar qué delegación tienen más cercana en tu zona (Teià / Maresme) si quieres.
2) Federació Salut Mental Catalunya — Comité en 1ª Persona
Esta federación tiene un órgano llamado “Comité en 1a persona”, que está formado por personas con experiencia propia en salud mental y que busca aportar en los procesos de decisión y participación del movimiento asociativo.
Funciona como herramienta de empoderamiento: “dar voz a las personas con experiencia propia en salud mental” y colaborar en políticas, programas y activismo.
También coordina los grupos de ayuda mutua para personas con experiencia propia, y por tanto puede ser un buen punto de contacto para vincularse a nivel regional.
Ser primera persona en salud mental: dar voz a la experiencia
Durante mucho tiempo, la salud mental fue un tema del que apenas se hablaba. Las historias quedaban en silencio, cubiertas por el miedo al juicio y el estigma. Yo también viví esa realidad: sentir que lo que me pasaba debía esconderse, que pedir ayuda era una señal de debilidad y que mi voz no tenía lugar en las conversaciones sobre salud. Sin embargo, con el tiempo descubrí que compartir mi experiencia no solo era una forma de sanar, sino también de contribuir a un cambio necesario.
Recuperar la voz
Ser primera persona en salud mental significa hablar desde la vivencia propia, asumir que la experiencia tiene valor y que puede aportar conocimiento. Durante años, los relatos sobre salud mental estuvieron en manos de profesionales o medios que, aunque con buenas intenciones, a veces nos describían sin escucharnos. Actualmente, ya no es así. Tomar la palabra es recuperar el derecho a contar mi historia con mis propias palabras, sin etiquetas ni juicios. Vamos evolucionando.
Romper el estigma
Contar mi historia me ayudó a liberarme del miedo y la vergüenza. El silencio alimenta los prejuicios, pero la palabra los desarma. Cuando las personas escuchan relatos reales sobre lo que implica vivir con ansiedad, depresión u otros desafíos emocionales, descubren que detrás de cada diagnóstico hay una persona, una historia y un deseo profundo de bienestar. Hablar en primera persona es una forma de poner rostro y humanidad a algo que nos afecta a todos, directa o indirectamente.
Ayudar a otras personas
Uno de los motivos más poderosos para ser primera persona es poder acompañar a quienes están pasando por algo similar. Cuando alguien escucha que otra persona ha atravesado momentos difíciles y ha encontrado caminos de recuperación, se abre una puerta a la esperanza. Nadie debería sentirse solo o incomprendido en su proceso, y compartir mi experiencia es una manera de tender puentes y decir: “se puede”.
Transformar los servicios y las miradas
Las voces en primera persona también tienen un papel fundamental en la transformación de los sistemas de salud mental. Nuestra participación ayuda a construir servicios más humanos, centrados en la persona y no solo en el diagnóstico. Incluir nuestra perspectiva en el diseño de políticas, programas o campañas permite que las decisiones sean más realistas, inclusivas y respetuosas.
Un acto de sentido y empoderamiento
Hablar desde mi experiencia no siempre es fácil; implica vulnerabilidad y coraje. Pero también es un acto de empoderamiento. Compartir mi historia me ha permitido resignificar el dolor, transformarlo en aprendizaje y dar sentido a lo vivido. Ser primera persona en salud mental no es solo una etiqueta: es una forma de contribuir al cambio cultural, de construir una sociedad donde la salud mental se entienda, se respete y se cuide.
En definitiva, ser primera persona en salud mental es una invitación a transformar el dolor en conciencia, la experiencia en conocimiento y la voz en herramienta de cambio. Porque cuando nos atrevemos a hablar, no solo nos liberamos: también abrimos camino para que otros puedan hacerlo.
Puchu