29 de setembre del 2025

Un autoretrato de la dependencia y la auto censura


Foto extraida de: https://es.pinterest.com/pin/677862181459780474/

Desde lo más profundo de mi ser, emerge una historia de una niña que con el tiempo se convirtió en una mujer que, aunque ahora resiliente, carga con el peso de patrones arraigados desde su infancia.

Que se encuentra luchando aún contra la dependencia, el miedo, la indecisión, la inseguridad y como no, esa baja autoestima que no la ha dejado avanzar en la vida y solo le ha traído problemas y desconsuelo, que la incitado a desconfiar tanto de sí misma, como de los demás, distorsionando la realidad y la ha puesto un nudo en el cuello a la hora de poder dejar explicarse como se sentía y torturándola como compensación a volverse una persona extremadamente exigente consigo misma para poder mermar ese dolor interior que tanto quemaba, además de experimentar una hipersensibilidad por lo que le rodeaba en su vida.

Este artículo, es un intento de desentrañar el origen de esos patrones, que se fueron gestando a través de los años en mi niñez, además de dar a conocer como muchas personas de edades parecidas a la mía, han sufrido esta educación y posiblemente en su vida adulta, se les hayan quedado pequeños estigmas o incluso patrones que ni siquiera ellos mismos son capaces de observar.

De niña crecí en un hogar, donde la precariedad y el estrés marcaban mi día a día. Eran otros tiempos, tiempos donde las jerarquías estaban mucho más marcadas y el respeto y el miedo a la equivocación eran los primeros de la lista. El trato de padres a hijos era mucho más severo y no se tenía mucho en cuenta la vulnerabilidad de los más pequeños, todo se trataba de obedecer y callar, además, la economía en esa época no fluctuaba muy bien.

Aprendí a callar mis deseos y emociones ya que parecían incomodar o no ser escuchados y tratados como no primordiales, y decidí empezar a buscar la validación y atención fuera de mi círculo familiar.

En casa no es que se hiciera de forma explícita, pero pedir algo o expresar algo les suponía una carga, y no quería añadir más leña al fuego, ya que tenían bastante con la vida que nos había tocado vivir de preocupaciones ,como las filigranas que realizaba mi madre cada día para poder poner un plato de comida en casa en condiciones, para sus dos hijos pequeños( mi hermano y yo, la mayor),añadido a nuestra educación, mientras mi padre se rompía el lomo trabajando todo el día fuera de casa hasta las tantas.

Otro de los matices que marcaron mi vida fueron los estudios, ya que mis padres realizaban todos esos sacrificios por nosotros, como mínimo lo que yo podía hacer, era no añadirle otro problema a su saco. Pero me fue como bastante imposible hacerles felices, puesto que mi preocupación por su bienestar y la situación que vivíamos en casa, a mí me estaba afectando demasiado, además de tomar el rol de protectora de mi hermano pequeño y recibir el bullying que me hacían mis compañeros mi mente divagaba en todo, menos en los estudios.

Se me humilló por ello, dejándome una huella clavada en el pecho y convirtiendo a esa niña pequeña, callada, atemorizada, insegura de sí misma, no apta para los ojos de los demás. Nunca era suficiente, y siempre buscaba la aprobación de los demás y aún así yo misma nunca estaba contenta con los resultados y me sentía vacía por dentro. Tantos años de comparaciones con los demás, tantas humillaciones “no sabes”, “no vales”, “burra”, “inútil”, “nos has defraudado”, “solo nos das problemas” …

Solo recuerdo con grata claridad, esperar que llegará el anochecer para poder acostarme y empezar a soñar en ese mundo perfecto que deseaba. Lastima que al despertar todo se volvía a desvanecer.

Cuando echo la mirada atrás, siento ternura por esa niña pequeña que solo quería ser aceptada y querida. Ahora a mis 48 años comprendo el origen de todo y tengo un largo camino para sanar estás heridas. Pero como dicen “MÁS VALE, TARDE QUE NUNCA”.

Niuska

15 de setembre del 2025

Aventura Puchu

Foto extraida de Google:
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Hoy, 16 de junio de 2025.
Por prescripción terapéutica me recomendaron escribir. En casa lo intenté, pero como la mayoría de las cosas que hago para mi misma no lo conseguí. Eso sí, buscar soluciones, se me da bien. Así que, propuse a mi referente del Servei Rehabilitació Comunitaria Burriac, poder participar en el espacio de Revista de Bricura. Y aquí estoy, empezando mi nueva aventura. De momento, es una incógnita que va a ser este embrión. La verdad es que empiezo con muchas ganas, pero con mucha incertidumbre. La misma incertidumbre, que tiene mi vida ahora. Es cambio de etapa, acaba la rutina de mis clases, empiezan vacaciones, tres meses donde vienen mis miedos a no tener una vida llena, tener un tiempo vacío. Miedo a caer en depresión por perder la rutina, la estabilidad. Pero, mi lema es ante un problema buscar una solución, por eso ha empezado la búsqueda del voluntariado, diferentes entidades, diferentes profesionales y servicios que me apoyen en este sentido.
Creo que el otro día escribí más cosas, pero la verdad es que no lo recuerdo. Así que continuaré desde aquí de nuevo. Ya han pasado 15 días, nos hemos plantado casi en julio.
Hemos pasado Sant Juan, y lo he disfrutado muchísimo. En un camping situado en Santa Susana, con buenos amigos. Unos días de piscina y playa, relajación, como si fueran unas vacaciones.
Después San Pere, las fiestas mayores de mi pueblo, El Masnou, desgraciadamente hace 20 años que ya no las disfruto, pues fue cuando tuve mi primer brote, y desde entonces tienen un sabor agridulce para mí.
Aquí estoy de nuevo, y me gusta decir que me siento bien.
Hoy escribiré una historia que hace semanas que redacte. Mi psicóloga me planteo una pregunta.
¿Qué pasa si me pongo bien?
Lo primero que me vino a la mente fue, fuera psiquiatra, fuera psicóloga, fuera Centro Rehabilitación Burriac, pensé en miedo, en negativo. Pasada una semana, vi las cosas diferentes. Me vino a la cabeza el concepto transitorio, el tener y no ser “bipolar”. Conceptos como voluntariado e incluso trabajo, pero me es difícil pensar un trabajo de 1800 euros después de mas de 20 años sin trabajar. ¿Y si no puedo levantarme?, entonces es que no estoy bien. Pero bueno, he de centrarme en la premisa, de que pasa si me pongo bien.
¿Es un poco contradictorio, puedo ponerme bien y seguir tomando medicación? Pues porque no. Estar bien no significa, no tener los apoyos necesarios. Ni tampoco trabajar ordinariamente, es decir 40h.
Pues sería ideal, y eso es lo que busco, ¡ponerme bien! Y, ¿qué me hace ponerme bien? Orden, rutina, ejercicio, ponerme guapa, comer bien, ocupar mi tiempo, tener amigos, socializar, divertirme, aprender, ganar dinero.
Supongo que es cuestión de aceptación de la bipolaridad, hay que saber vivir con ella y manejarla. Eso es estar bien, también.
Pues un trastorno crónico no se cura, se aprende a vivir bien con él. Sin tanta negatividad, ni hablarse mal a uno mismo como hago muchas veces.
Hoy quiero hablar del miedo, miedo que tenía hace unas semanas a la falta de rutina, y ni tan mal me ha ido. Muchas veces nos adelantamos con el pensamiento a lo que va a ocurrir, y son puros fantasmas. Nunca ocurren las cosas exactamente como imaginamos. Poner de nuestra parte, pensando en el día a día.
Y empezó septiembre, un verano bastante bueno. La clave es la actividad, no quedarse en casa sin hacer nada. Tener cosas que hacer creo que es una de las mejores terapias que hay. Tener una rutina, saber que vas a hacer durante el día, hace que no te sientas perdida. Y de eso se trata, organizarse para tener el tiempo ocupado. Y ahora es el momento de cuadrar las actividades para el curso.
Proponerse nuevos propósitos. El más importante es perder peso y mantenerme activa. Para eso hay que tomar acción, ya pedí hora para la enfermera del CAP. Con su ayuda haré un seguimiento para mi dieta. He de perder muchos kilos y debo hacerlo poco a poco. Para mantenerme activa, crearé un cuadro de actividad semanal donde me ayudara a orientarme diariamente qué debo hacer, y así no sentirme perdida. Este año no me propongo más propósitos, pues estos dos son importantes y globales. Prefiero marcarme pocos objetivos y poderlos alcanzar, que no demasiados y no realizarlos. El hecho de plantearme metas me motiva, pues cada día debo realizar un pequeño paso para alcanzarlas. Nos leemos en el próximo BRICURA!!

Puchu